dilluns, 28 de juliol del 2014

Estupefacció a mitges, indignació extrema (I)

Fa un temps vaig publicar al blog un article sencer atribuït al filòsof i periodista Gregorio Morán (col·laborador habitual de La Vanguardia en la seva columna "Sabatinas intempestivas"), que parlava de Jordi Pujol. L'article està escrit l'any 1999 uns dies abans de les eleccions autonòmiques (és a dir, fa gairebé 15 anys), però la seva vigència i el coratge del seu autor, de rigurosa actualitat, com si hagués estat escrit la setmana passada, vaja. Aquest post el vaig publicar ara fa un any (1 d'agost de 2013), però l'article cobra un tal sentit després dels darrers esdeveniments relacionats amb alguns dels fills Pujol i la confessió de divendres del pare, que no he pogut evitar la temptació de tornar-lo a revisar.  Com ja vaig escriure, aquest article va morir a les catacumbes de La Vanguardia, i mai no va veure la llum. El paràgraf que segueix el vaig escriure jo, i de l'article d'en Morán n'he extractat el primer paràgraf i els dos darrers, demolidors.

Com tot el que escriu aquest periodista, l'estil és impecable en la forma  i els arguments són, amb independència que s'hi pugui estar més o menys d'acord, molt sòlids. L'article, -no oblidem, escrit el 1999, i vist amb la perspectiva de 2013- té en alguns dels seus arguments (la familia, principalment), més vigencia que mai, especialmente els dos darrers paràgrafs.  
 

"Las trampas del redentor

 
Lo suyo no es una campaña electoral, lo suyo es un psicodrama, un ejercicio coral, con la familia, los amigos de la familia, los albaceas de la familia, los militantes de la familia, todos a una, conscientes de que el empeño merece un esfuerzo definitivo. Que por una vez es verdad lo que cantó aquel sudaca llorón, que "veinte años no es nada", y que cuatro años más permitirán al fin hacer historia puesto que los hijos ya están colocados.
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La doblez pujoliana es uno de los hallazgos de la historia contemporánea de este país. Ha conseguido hacer de la doblez una moral. Entre el personaje real y el que la gente se quiere creer hay tal diferencia que el resultado es un producto genuino; él es él y su doblez. No miente, sencillamente olvida decir la verdad. No tiene ningún apego al dinero, le basta con el que tiene su mujer. Le importa un comino la familia, pero con tal de estar tranquilo en su propia casa acepta todos los trágalas que le presentan. No es un hombre corrupto, sencillamente no pregunta de dónde salió el Lamborghini de su retoño, ni los éxitos empresariales de la floristería de su señora, por citar sólo lo más vulgar y llamativo.

Y esta doblez pujoliana, que es el privilegio mejor guardado del olimpo, ha cimentado el denominado oasis catalán al que me referí en las anteriores elecciones autonómicas después de un par de desayunos personales con el President. En casi veinte años se ha creado un sindicato de intereses de tal envergadura, que al final se impone como moral social la propia doblez pujoliana: no somos como somos sino como creemos que somos. Muchos de los suyos desearían que no ganara, pero jamás harán porque pierda ante el temor a que gane y se entere. Jordi Pujol no tiene otro enemigo que la sociedad nueva, la que está emergiendo, la que desconoce absolutamente la doblez sobre la que está construida la hegemonía política de este país. Y la desconoce por dos razones. Una, porque nosotros no se lo contamos y la otra porque para eso está el President Pujol".

Impressionant, veritat? Demà, segona part.


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